viernes, 25 de octubre de 2013

40 AÑOS DE TRABAJADOR..


Comienzo de una vida laboral

Había terminado mi actividad de trashumante en la ciudad de Oaxaca y me encerraba en un solo lugar –El Municipio de la Ciudad del Oaxaca de Juárez. Este 21 de Octubre se cumplieron 40 años.

El día  viernes 18 de octubre de 1972, mi padre me llevaría al Municipio de la ciudad que se ubicaba en 5 de mayo y Murguía nos entrevistamos con el Sr. Dagoberto Canseco Pérez  oficial mayor, después de un recorrido visual corporal a mi persona, realizó un desdén de aceptación y dijo que me presentara el lunes a un tiempo de prueba para ver si se me aceptaba como trabajador o no, aceptamos y salimos de la oficina, el día lunes 21 de octubre me encontré presente a las 9 de la mañana como se me había indicado en la puerta del municipio en 5 de mayo, este se encontraba cerrado y dude en tocar la puerta pero armándome de valor lo hice, primero con suavidad para que no se oyera que llamaba y luego un poco más fuerte, el toc toc entonces se escuchó por el conserje Daniel Reyes quien acudió a abrir, me miro y preguntó que quería, -que quieres, me dijo –creo me vio un poco amolado y tal vez pensó en que le solicitaría una limosna- le conteste con incertidumbre, es que me dijeron que viniera a trabajar, ¿Aquí? Pregunto el conserje, SÍ, le contesté, hecho a reír me miró y volvió a reír –yo no sabía si tenía que reír o que debía hacer, me quedé perplejo pero serio esperando una respuesta, ¿Hoy? Preguntó, Sí le contesté, y volvió a realizar la misma pregunta otra vez a lo que volví a responder lo mismo, hoy es 21 de octubre, me dijo, es día del empleado y no se trabaja, volvió a reír y dijo ven mañana a ver si te recibe el Sr. Dagoberto ja ja y cerró la puerta de madera sin más.


Diario “Oaxaca Nuevo”, Número 7239, Fecha: 21 de octubre de 1938
Fuente: Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado
Don Daniel tal vez creyó que se trataba de una broma que me habían hecho por lo que le resto importancia, el citarme un día en el cual no se trabajaba para iniciar a trabajar daba lugar a eso, a una broma, yo no lo pensé así, primero creí en que me había equivocado de lugar, me pasé a la otra acera y miré el portón de madera arriba del mismo decía H. Ayuntamiento de la Ciudad de Oaxaca, hacia arriba de encontraban los balcones con las ventanas cerradas, caminé unos pasos hacia el norte y vi que terminaban los balcones para aparecer otro edificio que un tiempo fue cine aun se leía el letrero ya deteriorado “Cine Landia” recordé que conocía ese lugar que al atravesar la puerta de madera se encontraban unos mostradores donde se vendían dulces y palomitas y estaban enfrente las taquillas se entraba por una cortinas rojas y aparecían las butacas y enfrente la pantalla del pared blanca, arriba estaba el balcón de donde se proyectaban las películas, bueno se me vino a la memoria que existían ratas que recorrían los pies de los asistentes que a veces hacían un escándalo al sentir el roce de ellas y la risa que despertaba a la gente, cubría las paredes del local una cortinas grises y antes del estrado existían unas puertas a los lados, el techo estaba bastante alto y un poco deteriorado las paredes estaban hechas de cantera, una ventana a la derecha cubierta y cerrada de madera permitía el paso de  lánguidos rayos de luz, aunque no barato si cómodo para las personas con varios hijos que los llevaban a la matiné, caminé hacia abajo y llegué a la esquina enfrente estaba el restaurant “La ilusión” con seis mesas, tres a cada lado una joven mujer que atendía el negocio, contra esquina de ella estaba una tienda en donde Don WiLy vendía tortas y refrescos para los trabajadores del municipio, detenido en esa esquina me quede mirando el reloj marcada las 9:15 Hrs, no tuve más opción que caminar hacia el centro recorriendo la calle de 5 de Mayo a esas horas vacía y limpia, pasé por el Cine Alcalá y llegué a la Iglesia de San Agustín  en donde me detuve para saludar a mi amigo el sacristán Miguelito.


Interior del Palacio Municipal de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, antes de quitar el árbol para estacionamiento de los carros recolectores de basura. Al terminar de subir las escaleras, a la izquierda la oficina de archivo, a la derecha los inodoros y siguiendo por el pasillo –arquitos- la oficina de reclutamiento, sindicatura y Secretaria –no se ve en la foto.

EL Día siguiente 22 de octubre de 1972 a mis 15 años con 11 meses y unos días inicié mi vida laboral sin embargo solo era de prueba por un mes que después se prolongó a tres meses, conocí  a mis compañeras de trabajo a quienes estimé mucho pero a ellas les simpatizaba bastante mi escuálida figura y mi muy modesta vestimenta me acogieron como su hijo, como el mendigo llegado a la ciudad, ahí estaban Rosa Ruiz, Josefina Moreno, Gloria Reyes, Margarita Herrera, esta era la oficina de la Secretaria Municipal a un lado se comunicaba con una puerta para entrar al Salón de Cabildos y se continuaba con la Presidencia Municipal en donde trabajaban Josefina Lara, Martha Ramírez y estaba de mozo de aseo Froilán Ruiz, después se seguía la escalera para llegar a la planta baja, al otro lado –derecha- se encontraba la Sindicatura Municipal  con el síndico primero Lic. Castellanos, mas adelante estaba la oficina de Reclutamiento en donde trabajaban Antonio Sánchez Cruz y como mozo Isaías Salinas, siguiendo el pasillo se llegaba a una esquina y a los inodoros en donde existía los excusados y una regadera, se continuaba  a la derecha con la oficina de Archivo en donde trabajaban las secretarias Magdalena Reséndiz y Yolanda Díaz y como mozo Benito Trinidad, el Jefe era  Jorge Silva, abajo estaban la Oficina de Limpia, Recaudación, Hacienda, Tesorería, me di cuenta de  la indiferencia de muchos compañeros trabajadores, pero recuerdo a algunos con simpatía como a Felipe Velasco, Wilfrido, a algunos que me trataron con bastante hostilidad como Froilán e Isaías un poco don Daniel, pero también guardo muy gratos recuerdos como la de Cristina una güera de hermoso cuerpo que atraía a los compañeros y que por algún motivo a mi me tuvo mucha consideración y se empeñaba a enseñarme muchas cosas que no entendía cosas de oficina, fue como una tutora me decía como se llamaba cada cosa, que una engrapadora y como se usaba, la desengrapadora, la copia, el papel carbón, el uso de del papel membretado, etc., en fin me trataba como un bebé cuando la miraba sin entender lo que me decía me miraba y con gran ternura me acercaba a su regazo reía y me explicaba otra vez lo que no entendí, me enviaba a comprar una torta y un refresco para ella y junto me obligaba a comprar otro igual para mí, esa actitud les despertaba suspicacia y celos a mis compañeros que se burlaban de mí con alusiones que no entendía pero eso duró muy poco porque Cristy se fue sin que yo supiera porque o debido a que, espero que le haya ido bien porque en el fondo de mi corazón  la aprecié mucho por su desinteresado apoyo en esos momentos de adaptación al trabajo, ella trabajaba en Hacienda y no me correspondía estar en esa oficina pero me sentía a gusto pasar a verla y hacer lo que ella me decía, quizá le simpatizaba mi triste figura.

De derecha a izquierda: Isidro Hurtado, Margarita Herrera, Sergio Mario Martínez, Ana María Ramírez, Guadalupe Moguel, Rosa Ruiz y yo (Aurelio Cortés), en la oficina de la secretaría Municipal en 5 de Mayo y Murguía.


Sin embargo aprendí muchas cosas con mis compañeras Doña Josefina me ayudó a tener iniciativa y decía que existían grandes hombres que “así como tú, que salen de la nada llegan a ser grandes” refiriéndose que a base de esfuerzo se puede llegar a tener una profesión y buena posición social –digamos que estaba sentenciado por ella y obligado a ser “alguien”, en verdad fui tratado como un hijo para ellas, Margarita tenía un carácter bastante hostil y muy fácil se irritaba sin embargo todos tenemos esos sentimientos ocultos del perdón sin expresarlo y varias veces recibí su perdón por no saber hacer lo que ella me pedía, a pesar de su carácter nunca me ofendió y nos estimamos cada quien a su modo, Gloria era una secretaria muy eficiente y siempre exigente con ella misma para que todo saliera a la perfección y ella me enseño a escribir a máquina a no tener errores a ser meticuloso a dedicarse en cuerpo y alma a las cosas para que salieran bien, ella no tenía compasión con algo que saliera mal, jamás un oficio debe salir con fallas porque se deja mal no solo al secretario municipal o al presidente sino a todo el municipio decía, todo lo tenía ordenado y su memoria era excepcional porque recordaba en donde estaba tal o cual oficio, se empeñó en enseñarme taquigrafía y por ella lo aprendí que después me sirvió en mucho, Don Gabino era el secretario municipal pertenecía a la Familia de los García Aranda, su padre había escrito la canción de “la Tortolita” en ese momento desconocía el porqué “don Gabinito” era tan apreciado, me enviaba con su hermano Fernando y Fausto a dejarle cosas en la cafetería “Guelatao” en los portales del zócalo, mucho después ayude a instalar adornos y otras cosa en el Teatro Macedonio Alcalá porque se presentó en dúo Fernando al piano y  Gabino al violín en un concierto en donde fueron ovacionados por los presentes y que no me llamó la atención –tal vez por mi desconocimiento en el arte-, ahí me enteré que su padre había fallecido en el año de 1958 y fue creador de varias canciones vernáculas Oaxaqueñas, en la oficina, era Don Gabinito muy respetado- poco a poco se fue ganando mi respeto- ja ja, yo en verdad desconocía todo lo que la sociedad venía conservando en ese tiempo yo a don Gabino lo respetaba porque imponía respeto y su mandato era la Ley, fue mi jefe y le obedecía solamente, nunca tuve una plática con él algunas cosas que recuerdo de él fueron que me enviaba a su casa en J.P. García para llevar o traer mandados a su esposa doña Carmelita ella era muy atenta y muy respetuosa pero sin exagerar, adoraba a su esposo y lo tenía en lo más alto –cierta vez me conto Isidro el otro mozo que fue a dejarle el pan o algo y carmelita le dijo déjalo ahí en la mesa pero que cuando el bajó la mano le tocó el trasero porque ella se arrimó para tras accidentalmente, que crees que pasó me preguntó- no sé, le dije- nos quedamos mirando. Dijo Isidro-, y luego nos carcajeamos y me dijo la señora carmelita, no le vayas a decir nada a Don Gabinito- ¡A cabrón de le dije ahorita le voy a decir yo! Y reímos mucho, Isidro y yo.
Pasaron los primeros 30 días de prueba y no sabía si iba a trabajar o no en el municipio y no me llegaba ninguna paga, me desesperaba que había poco trabajo como mozo de aseo me tocaba hacer el aseo de la secretaria municipal su pasillo y después ir a entregar los oficios a la presidencia o al archivo y a esperar que avanzaran las horas hasta que a las secretarias les apetecía algo e ir a comprar una torta y un refresco a la tienda de la esquina y regresar y esperar que mas hacer, así pasó noviembre y diciembre del 72, recuerdo que el 23 de diciembre me acerqué al zócalo y vi a mi jefe Dagoberto estar apurado organizando los stands para la noche de rábanos y dude en acercarme para ayudar, me arme de valor y le dije que si quería que le ayudara, me miró y dijo que sí, me ordenó que hiciera eso y aquello y yo estaba orgulloso de ser útil y trabajamos la noche para terminar ya pasado de la 2 de la mañana sin embargo esa actitud me ayudó mucho porque a partir de ahí el jefe sabía que podía contar conmigo y llegó mi primer sueldo $150.00 pesos, nunca había visto tanto dinero junto, ya que como bolero cuando mucho lograba $10.00 pesos al día cuando era un buen día, estaba más que feliz  después me llegó mi nombramiento como Mozo de Aseo de la Secretaria Municipal, recuerdo que despertó cierta envidia de algunos compañeros pero sin hacer mucho caso seguí en el trabajo, entonces el jefe armó un grupo de trabajo en donde estábamos el Güero Sergio Mario Martínez, Isidro Hurtado, Froilán Ruíz, Rodolfo Aragón encargado del aparato de sonido, Dagoberto y yo que era el más chico tenía entonces 16 años, encontré en el municipio una casa ya que me quedaba a estudiar porque


De izquierda a derecha: Isaías Salinas, el Jefe Dagoberto Canseco, yo (Aurelio alias Domingo Cortés), Rodolfo Aragón, arriba de la camioneta Froilán Hernández, Juan Cortés e isidro Hurtado. Equipo de trabajo del Municipio 1973.


 De pie, Carlos Cortés, Isaías Salinas, yo, Rodolfo y Sergio Mario Martínez, arriba, Isidro, Froilán y Juan. En la camioneta donde tuve que aprender a manejar después.








en mi casa no teníamos luz eléctrica y allá sí, además  había regadera para bañarse y bastaba una torta y un refresco para llenarme o si me daba tiempo iba a comer al mercado 20 de noviembre en donde mi madrecita tenía un puesto de comida llamado la Mixtequita, mi rutina era si me quedaba a dormir en el municipio despertaba temprano para hacer el aseo de la oficina, me bañaba y salía a almorzar con mi mamá o ahí mismo con un jugo y un pan, trabajaba de 9 hasta las 3 de la tarde y entraba a la secundaria Vicente Guerrero a las 4 de la tarde si llegaba antes solía jugar futbol con los compañeros de la secundaria y después entraba a clases sudando y apurado, es decir era un chico de los más normal, salía de la secundaria a las 9 o 10 de la noche y a caminar de regreso al municipio para estudiar y dormir y si me iba a la casa al salir de la secundaria allá por la casa de la cultura en la calle de González Ortega caminaba hasta mi casa de Santa Anita algunas veces pasaba al mercado y mi madrecita me esperaba para cenar e irnos todos caminando por la calle de 20 de noviembre hasta llegar al puente Porfirio Díaz y llegar a la casa a las 11 o 12 de la noche sin importar si lloviera y hiciera frío, solo llegábamos para dormir unas horas y despertar a las 6 de la mañana para llegar al trabajo y hacer el aseo para que estuviera limpiecito antes de que llegaran los compañeros de la oficina,, ahí terminé mi secundaria y como era particular con lo que me pagaban en el trabajo pude costear mis colegiaturas para terminar.
En la ceremonia con el Presidente Municipal Interino C. Luis Felipe González del Valle y los familiares de Maestro. 


 En la develación del Busto del Maestro Gabino García Aranda, instalado en el Jardín Sócrates (de la soledad). Abajo los hijos del extinto Maestro; Fausto, Gabino y Fernando García Pujol. Arriba yo mero haciendo la develación con mi única camisa verde de guayabera, Al fondo la Plaza de la Danza.

En ese edificio de 5 de mayo y Murguía ocurrieron algunas cosas, creo que por el año de 1973 por algún motivo no hubo cosecha del maíz y se escaseo, entonces el desabasto ocasionó que la gente se inconformara y el  Municipio para paliar ese problema compró toneladas de maíz para la población y se le encargó a sr. Felipe Velasco la venta del mismo y a mí como su ayudante, teníamos que descargar los carros de maíz cada bulto pesaba como 30 kilos nos lo echaban al hombro y lo debíamos llevar al corredor en donde se organizó la venta de diez kilos por familia, al inicio funcionó, pero la gente siempre lista llevó a sus familiares, hijos, hermanos, tíos, abuelos, etc., de tal forma que cada familia se llevaba de 50 a 70 kilos pero lo sorprendente era que no lo utilizaban para su consumo sino para venderlos en el mercado negro de tal forma que nosotros los vendíamos a un peso el kilo y ellos lo vendía hasta cinco pesos por kilo lo que originó que solo se vendiera a un solo integrante de la familia los diez kilos originando disgusto a la población y nosotros los encargados de venderlo éramos vapuleados con una serie de vituperios y los más enconados, porque la mayoría eran señoras del mercado, tortilleras de todas las poblaciones, estoicamente aguantamos todos los insultos con o sin razón, ese equipo lo integramos Felipe Velasco, Sergio, Isidro, Filadelfo, y los de limpia que se les indicó que tenían que descargar el carro, el trabajo fue tan severo que nos perdíamos el día en ello.



Venta de Maíz para paliar el desabasto en el año de 1973, en la parte de abajo se encontraba la báscula y la gente hacía la fila subiendo por las escaleras hasta la parte alta o hacía afuera del municipio llegando hasta la calle de reforma (escuela primaria Abraham Castellanos)..


Cierta vez rentaron el local del municipio para la realización de un baile en donde de cobró una cantidad para beneficio del Municipio, mala decisión ya que terminó en una guerra, recuerdo que nunca había asistido a un baile y tenía muchas ganas de conocer  a la presentación del famoso grupo musical de ese tiempo llamado Acapulco Tropical y la Luz Roja de San Marcos, en la parte de abajo se instalaron mesas en el patio, en los corredores se instalaron los conjuntos frente a ellos en el otro extremo se encontraba una bodega en donde se guardaba todo lo que el ayuntamiento decomisaba a los infractores, así que había varias cosas, lámparas, focos, mesas, candelabros, bicicletas, alfombras, etc., etc., nadie podía entrar a ese local sin autorización del Jefe de inspectores, eso era para que nada se perdiera puesto que los dueños lo podían reclamar después de pagar su multa, pues bien, me colé sin pagar entrando por la biblioteca municipal que se encontraba colindando con el edificio de la Logia Masónica sobre la calle de Murguía, recuerdo que el Sr. Filadelfo me permitió pasar, me ubique en la parte alta del edificio en donde se encontraba la secretaria municipal ya que los corredores de la parte alta también tenía mesas todo en derredor, el baile comenzó y todo tranquilo el primer grupo “Los Polirritmicos” abrió el espectáculo con sus canciones que le dieron fama, pasaron las 2 primeras horas, hicieron la presentación del grupo Acapulco Tropical que tardó un buen tiempo en salir y la gente se empezó a fastidiar cuando ellos salieron fue un alboroto total entre chiflidos y aplausos y mentadas de mamá empezaron a tocar, los ánimos se fueron calentando y empezó la trifulca los de arriba contra los de abajo primero con envases de refrescos y después con sillas y todos a correr, yo veía con asombro el espectáculo tirado en el pasillo como se golpeaban en serio y se daban de sillazos y con todo lo que encontraban, vi como un grupo de gente forzó la puerta de la bodega logrando tirarla y entraron a ella y salían con varias cosas a rastras, bueno yo tenía una combinación de miedo, inconformidad porque habían entrado a un lugar secreto como la bodega y se estaban robando las cosas y empezaron a gritar que llegaba la policía y todos corrimos como pudimos para salir y no ser aprendidos, creo que mi miedo era que me fuera a agarrar la policía y me encerrara porque no pague la entrada para mi ese fue mi mayor preocupación por lo que salí corriendo y no paré hasta llegar al teatro Macedonio Alcalá y de ahí vi que la policía se entretenía en detener a todos los que podía, así pasó mi primera asistencia a un baile popular, cuando volví a ir a otro? No lo recuerdo. El lunes siguiente todo el edificio era un caos y la plática entre los compañeros fue sobre eso y hablaban de tal y cual cosa y yo calladito ni una palabra y cuando me preguntaban si estuve yo lo negué no solo tres veces sino todas hasta el Sr. Filadelfo diría alguna vez que yo estuve en ese baile y yo lo negué siempre, mi mayor temor fue que se dijera que entre al baile sin pagar.


Con el paso del tiempo Isidro y yo nos llevamos muy bien, el fue mayor que yo creo unos 8 años y nos defendíamos de los otros malosos como Froilán, Isaías, Benito, y otros, la envidia era que los dos estudiábamos y trabajábamos y progresábamos en el estudio y también éramos consentidos del jefe –claro que Isidro y yo peleamos una vez bastante fuerte, nos golpeamos quien sabe porque y sí nos lastimamos pero nadie rajó y no teníamos otra opción que trabajar juntos y finalmente nos apreciamos porque nos apoyamos  entre los dos, teníamos que entregar documentos a diferentes dependencias ya del gobierno del estado ya a particulares a comercios, etc.,. entonces lo hacíamos caminando, vimos que había dos bicicletas decomisadas que estaban a un lado de lo que había quedado de la bodega y tramamos hablar con el jefe para usarlo para entregar la correspondencia no nos atrevimos luego luego y cada vez que decidíamos hablar con el jefe terminábamos cohibiéndonos, nos echábamos la pelota y él me decía dile tu, no le decía yo, dile tu, y una vez nos armamos de valor y le dijimos los dos, sabe que jefe es que queremos utilizar esa bicicletas que están ahí para entregar la correspondencia más rápido y etc., etc., se nos quedó viendo el jefe y dijo déjenme decirle al presidente municipal porque no es de nosotros  y pueden venir a sacarlo, ha pero también queremos que los compongan, o sea limosneros y con garrote dijo el jefe y pasó un tiempo y bajo oficio del presidente y secretario municipal se autorizó para que la tesorería pagará la reparación y posterior dotación de dos bicicletas a los CC. Isidro Hurtado Ramírez y Domingo Cortes Peralta (o sea yo) para uso del Municipio, contentos llevamos a reparar las bicis a una reparadora llamada Servicios Unda ubicado en aquel tiempo en la calle de Porfirio Díaz junto a la iglesia de Carmen Bajo, creo diario íbamos a ver si ya estaba nuestra bici hasta que llegó el día que nos dieron las bicis no sin antes firmar de recibido y con copia al C. Jorge Martínez Gracida y Gabino García Pujol Presidente y Secretario Municipal, haciéndonos responsables del buen uso de las bicis, así felices íbamos rápido a los mandados y a entregar correspondencia, mi bici era sin cuadro como las de mujer porque era el mas chiquito y el de Isidro era normal porque estaba más alto que yo, mi bici tiene su historia porque para ese entonces ya asistía a la prepa dos de la UABJO y fue mi medio de transporte muy querido y digo que tuvo su historia porque me lo llevaba a la prepa y lo dejaba ahí junto a un árbol y cuando salía ya lo tenían jugando los muchachos y muchachas de la prepa, solo les decía confiadamente, es mío cuando lo desocupen me le dejan aquí y sin problemas me lo dejaban por donde sea pero ahí estaba, entonces digo que existía gente honrada, inclusive algunas veces me lo pidieron para ir a manejar al campo Venustiano Carranza que quedaba cerca y se los prestaba y me lo regresaban, en esa bici a veces íbamos varios cuatro o cinco, de la prepa, Isidro (otro Isidro), Barrita, el chocolate, Ojeda, Arrazola y yo, uno en cada diablito otro sosteniendo el manubrio otro en el asiento o como se pudiera lo llevábamos por todos lados, lo dejábamos por ahí tirado y del mismo modo regresábamos así íbamos al campo a jugar o al centro a pasear o a divertirnos, en una ocasión, Isidro (el otro) me pidió prestada la bici y se lo di, después me contaron que iban él, Ojeda, barrita y Chucho en la bici y por una calle de la noria antes de llegar al periférico se le atoró una pierna a Ojeda, la situación fue que Ojeda se encargó de empujar  la bici y después se debería de subir, así que empujó pero cayó en una de las pichanchas nuevas que había puesto en esa calle y se atoró su pierna, cuando le dijeron súbete, súbete, él gritó que no podía sacar su pierna, entonces se bajaron de la bici y caminaron de regreso todos para ayudar a Ojeda y dejaron la bici estacionada en la esquina, pero sacar la pierna de Ojeda no fue fácil, fue todo un show ya que un tráiler debía entrar en esa calle pero como estaban los compañeros luchando para sacar la pierna se bajó el chofer del tráiler y obstaculizo el periférico porque se había abierto para dar la vuelta, bajó una barreta pero fue imposible porque podía lastimarle la pierna una señora salió y trajo aceite de cocina que le untó en su pierna atorada y trataron de traccionarla y no salió, alguien dijo que en el otro extremo estaba más ancho y se lo llevaron a rastras y tampoco les resultó la maniobra, preocupaba a todos porque la pierna se estaba inflamando y cada vez era más difícil extraerla, finalmente con una maniobra de un señor se logró sacar la pierna, llamaron a la Cruz Roja pero Ojeda dijo que estaba bien y no permitió que se lo llevaran, -más por pena y vergüenza- así que con apoyo de los compañeros empezó a caminar y ya se regresaban cuando un niño llegó corriendo para decirles, oigan no es su bici la que está ahí?, fue cuando se acordaron de la bici y dijeron ha, si, es nuestra, así que me llevaron la bici pero en ese momento no me dijeron nada para que no me fuera a enojar, así que esa bici le duró mucho hasta que me la robaron en Santa Anita por mi casa en donde lo dejaba encargada por la noche, supe quien me la robó pero, ah, se lo dejé, total.
Zócalo de nuestro tiempo, estas bancas después fueron llevados a la avenida Porfirio Díaz en donde aún se conservan algunas.

Cierta vez Isidro y yo quisimos explorar lo que había adentro de lo que fue el cine landia y una tarde nos metimos por una puerta vieja de madera que tenía un hoyo y que siempre nos invitaba a entrar la puerta colindaba con el patio del municipio y quedaba a un lado de la bodega, pues bien, aquella vez dijimos puto el que no entre, ya vas, fue la expresión y quitamos la madera que servía de protección al lugar, entramos y caminamos entre las oscuridad completa, el iría adelante y yo detrás pero en algún momento nos separamos porque había restos de madera y fierros viejos que impedían el caminar, nos comunicábamos con la voz,, por donde estas, era el grito, por acá se oía  conforme avanzamos llegamos a lo que fue la cárcel de Santa Catarina, existía cuentos que allá había “penas” fantasmas de gente que murió y sus almas vagaban por ahí, nosotros nos reíamos para ahuyentar nuestro miedo mientras más caminábamos entre la poca luz de la tarde y una gran cantidad de arbustos y matorrales con telarañas existentes, nos gritábamos ¿En donde estas? Y la respuesta de uno y otra era ¡por acá! Sin que nos viéramos, ¿Tienes miedo? ¡No! Y ¿tu? ¡No! Pero en realidad yo si tenía miedo porque se oscurecía y de pronto no encontrábamos la salida, llegué al otro lado de la calle porque había una puertecita por donde penetraba lánguidos rayos de luz, empuje fuerte para vencer la puerta y porque ya quería salir de ahí y no lo logré, así que en ese momento desconocía en donde estaba, mi temor aumentó y me empezó a entrar una sensación de miedo, así que corrí para salir ya nuestras voces no se escuchaban o como no los oía creía que Isidro no me quería contestar, así que corría quien sabe para donde, me tropezaba con las ramas y caía me paraba y volvía a correr sin  dirección, empecé a oír los gritos desesperados y distantes de Isidro, donde estas? Cabrón ¡contéstame! Gritaba y yo dije ahora no le contesto, aunque también no podía gritar fuerte, creo por el miedo de que no pudiera salir de ahí, se oscureció y seguimos gritándonos hasta que logramos escucharnos, vente para acá me gritaba, ¿por donde? Preguntaba, por donde estas, pues quien sabe le contestaba, nos dejamos de oír nuevamente por un rato y finalmente le oí decir vente por acá ya encontré la salida, por donde le grité, sigue mi voz, y eso fui lo que hice y pude llegar a donde estaba el, la palidez de nuestro semblante nos hizo reírnos bastante cuando ya logramos salir, pareces muerto, y tu también nos decíamos, ¿te asustarte? Si le conteste yo también, para ese entonces ya se había oscurecido, nos sentamos en el suelo y cada vez que nos veíamos, nos reíamos mas de nerviosismo que por otra cosa. Por un tiempo no dijimos nada, hasta que alguno de los dos contó algo y recibimos regaños de todos, de las secretarias y de los jefes y se dijeron muchas cosas, creo para sembrarnos miedo para que no repitiéramos esa odisea, se dijo entre otras cosas, que los que habían entrado en alguna ocasión, se habían perdido y murieron sin que nadie supiera de ellos y que las almas y etc., etc., claro lograron su objetivo porque nunca repetimos esa exploración.
La rutina continuó los miércoles se realizaba las sesiones de Cabildo y debíamos tener limpio el salón, así que nos coordinábamos los mozos para limpiar todo, el estrado estaba de norte a sur, en el norte estaban las sillas de madera bastantes pesadas que por cierto no aguantaba y provocaba risas entre los otros, estaba la silla que José María Morelos y Pavón  ocupó cuando tomó y sitió Oaxaca, y que nadie debería sentarse “porque nadie tenía el honor de hacerlo” sin embargo como es natural nosotros nos sentábamos como provocación o rebeldía, las autoridades se sentaban en sus respectivas sillas el Presidente, a un lado el Secretario, los síndicos y los regidores, se contaba con una orden del día y se daba lectura y si se aprobaba se iniciaba la sesión, discutía varias cosas a veces a puertas cerradas y a veces abierta al público, al sur del salón se encontraba un cuartito que contenía péndulos del reloj municipal y que daba cada 15 minutos el “tan tan” y la hora, así que el que más tardaba era el de las 12 hrs, a veces se descomponía y generalmente le daban mantenimiento especial.
Este mercado se encontraba en las calles de J.P. García y Zaragoza (ahora mercado de artesanías) vendían todo tipo de canastos, petates individuales, matrimoniales y King size además de barrederos y otros productos de la palma y cerámica.
Nuestro camión que utilizábamos, el cuarteles-San Juan, o el Circuito Panteón  y también el xoxo-mercado.

Por el año de 1974 el municipio fue removido al edificio de independencia y García Vigíl, este edificio fue un hospicio de niños y acondicionado para el municipio ya que eran los tiempos del autoritarismo priista y por órdenes del Presidente de la República  Echeverría Álvarez el edificio de Murguía y 5 de mayo pasó a Nacional hotelera una empresa privada de dicho presidente,  junto con ese edificio se posesionaron del edificio de Santa Catarina de Siena, del cine Landia y quisieron utilizar la escuela primaria Abraham Castellanos como estacionamiento cosa que no lo permitieron los padres de familia -realizaron una férrea defensa- y tampoco la Masonería “Benito Juárez García” permitió que se afectara su edificio, así que el hotel Presidente y ahora Camino real ocupa un edificio que no le corresponde y que debe ser rescatado por la sociedad. 
Calle de Hidalgo, en la esquina se encontraba la “Primavera” donde vendían discos y artículos para regalos, en la alameda aún se encontraban los vendedores de nieves y el sitio de taxis “Alameda”.

Hasta aquí un relato ocurrido en el Municipio de 1972 a 1973, para el año de 1974 se inauguraría el Observatorio "Punta Vista" Ahora Canuto Muñoz Mares, el municipio se trasladó a García Vigíl e Independencia y muchas cosas sucedieron, aquí solo algunas fotos. La Mayoría de las fotos fueron proporcionados por el Sr. Lic. Dagoberto Canseco Pérez mi exjefe, mis agradecimientos por su confianza.

Instalación de la cúpula del Observatorio

Inauguración del  Observatorio y puesto en marcha para el público.

Vista desde la parte sur.




Se dio oportunidad al público observar a través de los telescopios, durante la inauguración, fueron instalados 4 de ellos.




Ceremonia de Inauguración a cargo de las Autoridades Municipales y de Palo Alto California.











Otra actividad desempeñada fueron "los Domingos Populares" que organizábamos todos los domingos con la presentación de artista invitados e inventados.

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